El conocimiento fortalece la identidad, potencia las sensaciones y alimenta las posibilidades de mirar el mundo con otros ojos y con otras oportunidades. El aprendizaje puede ser lento o muy veloz. Lo importante es adquirir los conocimientos para que sean la ayuda esencial para abrir nuevas puertas.

Esa es la historia que involucra a 13 personas con discapacidad -jóvenes y adultos-, un profesor (Eduardo Acuña) y dos ayudantes de cátedra (Ana Lezana y Andrea Ancafil). Es una historia llena amor y tremendos deseos de superación. Es así que todas las semanas, desde hace varios meses, Marilina, Silvia, Bruno, Rosa, Natalia, Yamil, Valeria, Yanina, Luis, Joaquín, Cecilia, Leonardo y Daniel son los protagonistas del taller de informática que les enseña a las personas con discapacidad.

“Los objetivos esenciales del taller apuntan a fomentar la inclusión social y aumentar su confianza y su autonomía personal con nuevas herramientas”, sostuvo el profesor Eduardo.

"El taller de informática inclusiva surge por la necesidad de brindar otras oportunidades a jóvenes y adultos con discapacidad. Además se eligió un espacio universitario para que ellos vean otros ámbitos y para que tal vez pueda ser una aliciente para que se animen a venir en el futuro por otra propuesta educativa”, enfatizó Acuña

“La reacción de todos los participantes ha sido muy positiva. Al principio fue como algo que no se esperaban y muy desconocido para ellos. Había muchos que no tenían conocimiento ni acercamiento a las computadoras y tenían temor. Después rompieron esas barreras y se relajaron”, precisó.

En cuanto a la temática del taller, el profesor indicó que se comenzó con el conocimiento de todo el equipo informático y gradualmente fueron aprendiendo a procesar textos y a manejar programas de diseño de dibujos. El dato distintivo es que la mayoría de los participantes tienen dificultades de lectoescritura pero que no es impedimento alguno para que puedan desandar con mejores herramientas y argumentos en su camino a la inclusión.